Contraseñas.

Las contraseñas son las llaves que dan acceso a nuestros servicios y por ende a nuestra información personal por lo que  si alguien las consigue puede comprometer nuestra privacidad.


Para evitar riesgos derivados de una mala gestión de las contraseñas, debemos seguir unos consejos:
  • No compartas tus contraseñas con nadie.
  • Asegúrate de que son robustas.
  • No utilices la misma contraseña en diferentes servicios.
  • Cuidado con las preguntas de seguridad.
  • Utiliza gestores de contraseñas.
 
Para crear crear esas contraseñas robustas se necesitan:
  • Longitud mínima de ocho caracteres.
  • Que combine mayúsculas.
  • Minúsculas.
  • Números.
  • Símbolos.
No debemos utilizar como claves:
  • Palabras sencillas en cualquier idioma.
  • Nombres propios.
  • Lugares.
  • Combinaciones excesivamente cortas.
  • Fechas de nacimiento.
  • Tampoco debemos usar claves formadas únicamente a partir de la concatenación de varios elementos. Por ejemplo: “Juan1985” (nombre + fecha de nacimiento).
Uno de los poblemas de utilizar contraseñas cortas es que llevará poco tiempo averigüarlas mientras que una con más caracteres costará mucho más tiempo.

Una manera de no olvidarnos de las contraseñas ya que debemos utilizarlas diferentes para los correos etc, sería:
  • Cambiar las vocales por números
  • Utilizar reglas mnemotécnicas
  • Para hacer más sencillo el trabajo, podemos utilizar claves basadas en un mismo patrón, introduciendo ligeras variaciones para cada servicio
  • Dependiendo del servicio y de su importancia podemos utilizar claves más robustas o menos, para facilitar su memorización.



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